Atada a la estatua de la vida me rodean duendes que anhelo, están construyendo una rotonda y sus salidas, algunas... son demasiado bonitas. No me atrevo a decir, sólo miro, cavilo.
Me gusta aquella de tierra, sin huellas, arena virgen, olores nuevos. Oh.. pequeños... que maravilla, que ternura, que aventura, que juego. Sencillos y sinceros... Caminar abrazadada de colores y al ritmo de blancas y corcheas, sonidos, imagenes, no tiempo. Suena la alarma al quedarme embobada con vuestra belleza y aparecen otros duendes, allí están, los de siempre. Me ofrecen amor de cuna y curan mis locuras. Y yo a veces les creo, otras les pienso. Me dan de comer verdades y de beber madurez, la energía ahora puesta en el mañana y el ayer. Pero mis diarreas son continuas, no son heces, son presente. Y me vuelvo rea del estanque por el que navego y boyante de ego, pero...es que les deseo, les quiero. Cómo girar la glorieta y no dudar, cómo decir que no a la fábula de la que mamaba y me babava por su apariencia veraz? Ni tiempo a responder me dan, allí vienen otros más. ¿Y estos duendecillos, a qué me invitarán? Me muestran el camino en forma de anillo, pone lealtad y la alfombra de la entrada amistad, pero... no me atrevo a pasar, antes quitarme ese gusano que se está comiendo mis (pasos) y no puedo avanzar. Si embargo aquella de allá... me gusta bastante más, no tiene arena más que al principio y al final, que peculiar. Intriga ondulante me acompañaría hasta allá. Pero me dicen los duendes de atrás, que para poder llegar, necesito una soga hecha con los materiales de las demás. Y yo pienso para mis adentros... esta cuerda que me ata, no la podría utilizar? Es más... hacer de la estatua una peonza para que se entretengan y cuando vuelva, hacerla parar, o... no se, quizás dejarla girar... y no regresar. Bueno... tal vez sí pero... ¡Bueno, veamos que más hay...! Perdonar, esta aun está por empezar? No tiene nada, ni siquiera... Oh... entiendo... Aquí Decisión sería mi compañera y con suerte.. podría llevarme un duende.
Llueve, pero dejarme un rato más, aquí, en mi mente, hasta que encuentre o... hasta que me encuentren.